Donald Trump es un personaje que puede caer bien, muy bien, mal, muy mal o no caer, pero lo cierto es que no deja indiferente a nadie.
Pero hay cosas que
son obvias y que los medios ni mencionan, entre otras cosas porque
los que hablan de Trump intentan denigrarlo y situarlo como el
enemigo público número UNO.
PRIMERA
OBVIEDAD.-
El lenguaje
políticamente correcto se acabó. Dulcificar las cosas, cambiar su
significado, vapulear la realidad con palabrería hueca no es del
gusto de Trump.
Al pan, pan y al
vino, vino.
Al canalla, canalla,
al terrorista, terrorista, etc..
Es de agradecer que
el presidente de la nación más poderosa del mundo hable así, a
pesar de los politiquillos al uso que se rasgan las vestiduras porque
ese lenguaje, que tendrán que adoptar, sí o sí, no les permite
manipular a sus “súbditos o vasallos”.
SEGUNDA
OBVIEDAD.-
Tiene la osadía de
cumplir e intentar cumplir con las promesas electorales gracias a las
cuales fue elegido presidente. El compromiso con sus electores se
hace patente.
Esto no se lo
perdonarán los personajes de la casta política de todos los paises.
Las promesas solo se hacen para ser elegido, una vez elegido ni
acordarse.
Solo esas dos
obviedades son un coctel peligrosísimo para la casta establecida,
tanto de USA como de Uropa.